Existen otras adicciones muy potentes además de las drogas. A veces decimos que el enamoramiento es como una droga y realmente algunas relaciones pueden llegar a convertirse, más que en una droga, en una adicción. Esa es la parte peligrosa. Cuando una relación emocional se convierte en algo que no me da lo que yo necesito o merezco y aun así no puedo dejarla, estoy probablemente metida en una relación de las que llamamos de “dependencia emocional“.
Una paciente lo describía cómo “algo que sé que no me conviene, veo que nos hacemos daño mutuamente, pero aún y así no puedo evitar querer estar con él.” Otras personas nos dicen: “he pensado en dejarlo muchas veces pero siempre pienso que podemos intentarlo una vez más.”
La dependencia emocional es el apego excesivo por alguien en la que se necesita a la otra persona para sentirse satisfecho/a, completo/a y disfrutar. Algunos síntomas claros de adicción al amor son:
La mayoría de las veces la respuesta tiene que ver con el miedo a la soledad, al no querer sentir el vacío que puede quedar al aceptar la separación, el creer que la otra persona puede llenar mi vacío interior… y sabemos que eso es la base de una dependencia que secuestra nuestra autoestima.
En las sesiones de terapia trabajamos para: